lunes, 21 de diciembre de 2015

De pánfilo plasmático a ser de carne y hueso


Bien, ya he visto las imágenes de la agresión a Rajoy...una buena hostia, brutal y cobarde.

Me imagino a los jefes de campaña del PSOE, Ciudadanos y Podemos, cagándose en la puta, porque habrán visto lo mismo que nosotros, un Rajoy, Presidente de la Nación, tambaleándose y manteniendo la compostura, caminando aturdido con un moratón en la cara...una hostia que ha conseguido lo que no hubieran conseguido 100.000 campañas perfectas: convertir a un personaje plasmático y pánfilo, frío y ajeno, como Rajoy, en un ser de carne y hueso, en una víctima, en un mártir...y cómo esa ola de empatia que la agresión ha producido en miles de votantes adormecidos, aburridos, les ha robado votos en una exposición en prime time en todos los canales. Y lo que te rondaré, morena. 

Vivimos bajo la tiranía audiovisual, mal nos pese, y el vídeo de la agresión, en términos comunicacionales, es más real que escaenados documentos manuscristos de supuestos sobornos, la imagen de la hostia traicionera tiene un punch comunicacional que aniquilia vagos recuerdos narcotizantes de áridos autos judiciales. Porque la hemos visto. Y eso es una experiencia que nadie nos puede quitar. 

Una hostia cobarde que bien vale un buen puñado de votos. Puede que un niñato buscando sus cincos segundos de gloria y la ineficacia de un jefe de seguridad le hayan dado al PP una victoria más holgada de lo que jamás pudieron llegar a imaginar. Ni en sueños.

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