viernes, 25 de diciembre de 2015

La teoría rawlsiana o el liberalismo social

John Rawls (1921-2002)
A Rawls se le reconoce el mérito de haber reintroducido el concepto de justicia en la teoría política normativa en la segundad mitad del siglo XX.

Rawls comenzó ya a finales de la década de los 50 a contrapesar el discurso predominante de la libertad con sus reflexiones en torno al concepto de justicia entendida como "equidad" (fairness)

Consideraba que la justicia se asienta en dos principios:

1) cada persona tiene igual derecho a gozar de la máxima liertad compatible con una libertad de semejante amplitud para todos.
2) las desigualdades son arbitrarias, a no ser que operen potencialmente en beneficio de todos (las desigualdades sólo están justificadas cuando de ellas extraigan beneficios todos los ciudadanos o cuando resulten de ocupar posiciones sociales a las que todos pueden acceder)

En su libro, 'Una teoría de la justicia´ (1971), Rawls establece los principios por los que las personas intentarían alcanzar dichos beneficios, persiguiendo su propio interés, optarían desde la "posición original", o tras el velo de la ignorancia: esta es la posición teórica en la que se encuentra un individuo cuando desconoce cuáles son sus condiciones o cualidades específicas gracias a las cuales va a poder convertirse en una persona determinada. Tras el velo de ignorancia tomamos decisiones sobre los principios de justicia "como si" careciera de sesgos personales que nos indujeran a seleccionar los principios que más nos benefician.

Partiendo de su segundo principio de justicia (el denominado principio de la diferencia), Rawls también defendió que no debían existir desigualdades en la distribución de los bienes sociales primarios -como los derechos, las libertades y oportunidades, pero también la renta y el patrimonio- excepto si una distribución desigual implicaba una ventaja en términos absolutos para los más desfavorecidos.

La prioridad que Rawls concedía al primero de sus dos principios (principio de la libertad), excluyendo la posibilidad de limitaciones de las libertades básicas en virtud de ventajas sociales o económicas que podrían derivarse del segundo principio, situaba a su filosofía política en la tradición del liberalismo calificado como "social" o "igualitario" o "liberalismo del bienestar" (welfare liberalism)

El liberalismo social de Rawls se distancia del liberalismo clásico en cuanto que reserva al Estado un papel que va más allá del de regulador y supervisor del libre juego de las fuerzas del mercado. Basándose en los principios de justicia, el Estado debe mitigar la desigualdad distributiva redistribuyendo determinados bienes sociales primarios y, por tanto, ayudando a los más desfavorecidos económicamente.


La teoría rawlsiana fundada en el principio netamente liberal de la igualdad de derechos y libertades, legitima la provisión de los servicios y las prestaciones sociales del Estado del bienestar y justifica la intervención de los gobiernos en la consecución de un orden social justo.

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